Lo que no se podía por mar... se podía por tierra
Conocido como "el lobo de mar", el Almirante escocés Lord Thomas Cochrane, junto al sargento mayor el francés Jorge Beauchef y el Mayor inglés Guillermo Miller, emprendió la ocupación militar del inexpugnable Puerto de Valdivia, que durante 300 años había sido declarado el Gibraltar del Mar del Sur.
Custodiado por un centenar de cañones, jamás enemigo alguno se había atrevido a desafiarlo. A dos años de alcanzada la Independencia de Chile, Valdivia y Chiloé aún se mantenían como los últimos reductos de la corona española en América.
El bergantín Intrépido y la goleta Moctezuma, además de la O'Higgins, se disfrazaron con bandera española ya que lograron averiguar que esperaban al navío Potrillo con el real Situado, sueldos y bastimentos para operar. De esa manera pudieron entrar al fondeadero, recalando en el fuerte de Aguada del Inglés. Los españoles entraron en sospecha y se enfrentan en encarnizada batalla. Una a una van cayendo las posiciones realistas de la bahía de Corral, tomados por completa sorpresa sus 1.500 soldados, entre ellos el regimiento Cantabria, quienes terminan huyendo hacia la ciudad y dando por abandonadas las fortificaciones. Beauchef perseguirá a las tropas realistas y les ofrece batalla en la hacienda El Toro, cerca de Fresia.
Beauchef ejercerá como gobernador de Valdivia hasta 1822, realizando parlamentos con los mapuche y combatiendo las guerrillas que abundaban por aquella época.
La ciudad cae rendida y los sobrevivientes huyen hacia Chiloé, que permanecerá hasta el año 1826 bajo el poder colonial.
De estos acontecimientos militares, la picardía popular dejó dos dichos: "el pago de Chile", que se refiere a que el gobierno de Chile no pagó a Cochrane por sus servicios y "disparar menos que los cañones de Niebla", cuando una persona es tacaña en las salidas de fiesta con amigos.
Sigue la crónica de esta memorable batalla en la pluma del padre Gabriel Guarda.