Castillos del Fin del Mundo
Julio Isamit, Ministro de Bienes Nacionales junto al Seremi de la cartera Eduardo Berger, realizaron una visita al Monumento Nacional Castillo de Niebla, en compañía de Florencia Aninat, Directora Regional (s) de Patrimonio Los Ríos y el Director del Museo de Sitio Castillo de Niebla, Gonzalo Aravena, quienes guiaron por la moderna infraestructura a la delegación.
Conocieron parte de la historia del sistema fortificado de la bahía en un entretenido relato de uno de los guías, el "pirata Alexander", quien forma parte del equipo de voluntarios que, por una propina, realizan un completo acompañamiento a las personas interesadas en saber más sobre el sitio.
Durante el recorrido, pudieron constatar el numeroso público que visita la fortificación, la única de acceso gratuito de la ruta patrimonial "Castillos del Fin del Mundo", permitiendo que éste sea el museo regional más visitado en Chile con un ingreso de unas 300 mil personas al año, asociado a estándares internacionales de calidad en su gestión e infraestructura.
La ruta incluye los Castillos de Niebla, Mancera y Corral, parte del sistema defensivo del puerto de Corral que defendía la Plaza y Presidio de Valdivia del ataque de corsarios europeos que competían con la corona española por el control marítimo del Pacífico, junto con El Callao, Veracruz en México y Filipinas, holandeses, ingleses y franceces.
El sistema era entendido como un enjambre de puntos inexpugnables que, en el caso de Chile, incluía a Valdivia y Chiloé, comprendiendo tanto los castillos, 5 de los 10 que hubo en Chile, como fuertes, fortines, pedreros, avanzadas, vigías y centinelas, incluyendo al menos 17 puntos defensivos sólo en Valdivia. Fueron construídos con mano de obra presidiaria traída desde todo el Virreinato del Perú, incluso directamente de Europa, en su mayoría afroperuanos, como también de Guayaquil (Ecuador) y de Chile.
Nunca hubo batallas en su interior por 300 años, salvo el 3 de febrero de 1820, que con la Toma de Valdivia por el Almirante Cochrane, anexa definitivamente Valdivia a la recién creada República de Chile.
Hoy son testigos invaluables del pasado de América, ejes económicos regionales y obras únicas de arquitectura militar colonial.