Estrategias nuevas para conquistar lo inexpugnable
La bahía del río Valdivia y sus afluentes, poseían un sistema defensivo construído como respuesta al poblamiento holandés de 1643, y refaccionado durante siglos en vista de la ambición de los corsarios ingleses y franceses que visitaban las costas de Chile y Perú.
Se les consideraba imposibles de derrocar, fundamentalmente por la posición estratégica de las baterías, fuertes y castillos, además de un contingente militar de notable peso al compararlo con los 300 soldados que luchaban por la independencia de Chile en esta batalla.
Miles de hombres y más de 100 cañones protegiendo el penúltimo enclave de la monarquía española en América nada pudieron hacer contra una estrategia que sostuvo que lo que no se podía por mar se podría por tierra.
La escuadra constaba de tres barcos: la nave almirante O'Higgins, la goleta Moctezuma y el bergantín Intrépido.
La O'Higgins naufragó frente a la Isla Mocha, inutilizando su pólvora. Trasladados a la Moctezuma, avanzan a Valdivia con bandera española.
La batalla estuvo al mando del Almirante británico Lord Tomas Cochrane, el asalto por tierra en manos del Mayor de infantería de marina Guillermo Miller y del Mayor de las Compañías de granaderos de batallones № 1 y № 3 de Chile, el francés Jorge Beauchef, quien será Intendente de Valdivia posteriormente, protagonizando el único ataque de magnitud recibidos en los fuertes de Valdivia, defensa a cargo de Manuel Montoya y Fausto del Hoyo, con los batallones de línea Cantabria y Fijo de Valdivia.
El 3 de febrero se inicia el ataque por tierra, desembarcando en la Aguada del Ingles, del lado sur, y avanzando por los cerros hasta colarse por un resquicio lateral del fuerte del inglés. Caen Amargos, Chorocamayo, el Barro. El día 4 van por el lado norte, los cañones de Niebla disparan a las naves que ingresan a la bahía. Caen Mancera, el Piojo, Carboneros. La batalla dejó muertos, lesionados y prisioneros, los demás huyeron río arriba y luego a Chiloé.
En la ciudad quemada y saqueada, entran por la antigua calle de Abastos, llamada hoy Libertad, las tropas republicanas que suman este estratégico enclave a las nuevas naciones americanas.