Exitosa acogida tuvo el llamado a las Jornadas de Plantación en el museo, organizadas por un grupo de voluntarios de Ingeniería en Conservación de Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile, en coordinación con Moscardón Revive, interesante iniciativa que busca la revitalización del moscardón nativo (Bombus dahlbomii), en peligro de extinción y que contó con la presencia de representantes de la Red de Trueke Valdivia, la Red de Semillas Libres Wallmapu y vecinos de Niebla.

Debido al movimiento sísmico del 2010, el borde del acantilado este que enfrenta la Playa Chica, sufrió un derrumbe. Cabe señalar que parte de este baluarte cayó para el terremoto de 1960, siendo posible encontrar un gran trozo de muro justo abajo en la playa.

Frente a esta inquietante realidad, que potencialmente podría llegar a amenazar el Muro de Garland, el único muro original del castillo construído por el ingeniero Juan Garland a finales de 1770, se pensó una estrategia en conservación del talud erosionado a base de Greigia sphacelata, el chupón, una Bromeliaceae de fuertes raíces ideal para este tipo de problemas. El INFOR, realizó una donación de esta planta, que fue colocada en este estratégico punto, el que poco a poco ha ido consolidándose.

En este lugar, llamado el Muro de Garland, hubo una huerta que fue dibujada por el naturalista Claudio Gay, quien levantó un interesante plano del castillo en su visita durante 1830, donde pueden verse claramente la batería con los cañones, además de uno dirigido contra desembarcos en Playa Grande, hoy inexistente.

A partir de este plano que muestra la huerta y de los descubrimientos realizados durante las excavaciones arqueológicas entre 1992 y 1993, a cargo de Marijke Van Meurs, se determinó la existencia de un pozo de agua que hoy en día se encuentra oculto.

Nació entonces la idea de desarrollar un jardín o huerto etnobotánico, que permita contextualizar las especies vegetales que aparecen dentro del relato museográfico, como por ejemplo la paja ratonera (Hierochloe utriculata) con que se techaban los edificios de la fortificación, el michay (Berberis darwinii) o la murta (Ugni molinae), con que está teñido el trariwe o faja que usa el maniquí que representa a la mujer lafkenche de la Sala 1 de la exhibición permanente, por mencionar algunas.

En ese contexto, se recibió una donación de Col de Juan Fernández, Drendroseris litoralis, una hermosa especie en peligro y que fuera el alimento del mítico Robinson Crusoe, que ha contribuído a la creación de este pequeño jardín de plantas con usos culturales.

La salvaguarda del biopatrimonio es una tarea primordial para el territorio, tanto para la conservación de las especies nativas, como su conocimiento y puesta en valor. Como único museo del Estado en toda la Región de Los Ríos, contribuir a esta labor es parte escencial para el museo regional público con mayor visitas del país, bordeando los 300 mil ingresos, donde una sustancial parte lo constituyen delegaciones escolares.

La actividad contó con la presencia de vecinos, quienes colaboraron en las tareas de plantación, para una vez terminado se realizara una conversación, donde las instituciones colaboradoras presentaron sus proyectos y realizaron una invitación a seguir co-creando estos espacios comunitarios, haciendo propio el patrimonio cultural local, aprendiendo técnicas útiles para la vida cotidiana, como realizar un trasplante exitoso, meter las manos a la tierra, soñar con ver crecer esos pequeños árboles hasta verlos convertidos en enormes ulmos, robles, notros, lumas, olivillos, luma chequén, entre otras especies. Cada uno de los y las presentes se mostraron agradecidos y felices por la experiencia, haciendo ver el interés de quienes viven en la localidad de participar de actividades de esta naturaleza.

Por lo pronto, se realizarán varias actividades en este sentido, como el Trueke de Semillas, Plantas y Saberes programada para el 11 de agosto y una gran Feria de Intercambio de Semillas a finales de septiembre, todas actividades que pueden seguirse desde la cartelera.