Relatos de Tertulias de Invierno - parte 1
El mar y la tranquilidad es lo primero que se destaca en la tertulia. Una de característica de Niebla, explican los casi 40 vecinos participantes, es que no se ven diferencias sociales ya que son todos conocidos y fueron al mismo colegio. Destacan como elementos identitarios las playas, la vegetacion, el bosque nativo, las olas, el viento, su geografía, el espectáculo maravilloso de la caleta de pescadores en Los Molinos, el sendero de Cutipay, Loncoyen y de distintos sectores de la costa, las toninas y las ballenas. Ahí, en forma espontánea, el relato se vuelca a lo actual y se habla de la contaminacion del estero La Huairona y Playa Chica. Se asume el abandono, la falta de identidad y unión.
Al describir como era venir a la costa, se indica que viajaban en el vapor América, el Pisagua, Argentina, el Bremen. Se venían con abuelos, primos, toda la parentela, desde 1° de enero y se iban en marzo al comenzar las clases. Don José Valdes fue un personaje muy recordado, en su carreta con un sillon sobre ésta, iba a buscar a la gente al muelle para trasladarse más hacia el interior. Para construir sus casas, traían materiales en los vapores desde Valdivia en días de semana porque los fines de semana estos venían llenos de turistas.
Relatan que, más que un sacrificio, era totalmente una aventura. Desde los años '40 y '50 en adelante, todos ayudaban con pilguas, sacos, canastos de mimbre, en ese tiempo no habia mochila, cuentan (gran invento). Caminaban por una huella por la playa antes del terremoto, que muchos lo pasaron en la costa, al Canelo lo vieron entrar y salir del mar y que estaba lleno de harina.
Venian a jugar a lo que ahora es la Plaza; las balas, los cañones, cureñas estaban tirados en todas partes. El correo estaba en una casa, la del estafeta, pasaba todos los días, cosa que no pasa ahora (risas). Les enviaban paquetes con los perecibles para la semana y revistas como el Okey, el Peneca, Simbad el marino. En los años '70 se iba a buscar la correspondencia a la casa de don Carlos Alvarez, quien tenia un negocio de abarrotes.
De las leyendas se recordaron del relato de "la Llorona", cuando tenían que ir a buscar con una carretilla por el camino de atrás la batería para cambiarla y poder ver televisión, los niños iban corriendo (cuando los niños iban para los mandados) (risas), sugestionados y con mucho susto. Cuando los adultos encendían la television era cuando se podía ver y eran precisamente los niños los que se tenían que turnar para afirmar el palo para ajustar la antena (risas).
Una epopeya fue el asunto del agua, hasta ese momento había que ir a la vertiente y el "joven Hugo" (Hugo Muñoz, vecino presente en la tertulia), hizo una obra de "ingenieria" con ayuda de sus amigos (algunos presentes) y se le armó una fiesta en su honor; otros vecinos tenían pozo cerca, como donde hoy se ubica el estacionamiento del museo para los turistas, tapado en pos de la "modernidad", ahora en medio hay un arrayán. Crearon un sistema de bomba para subir el agua, cuando se comenzó a poblar la Villa el Delfin y como dicen "los últimos serán los primeros", se pusieron a perforar la manguera para tener agua (actualmente esta villa no cuenta con agua en verano).
Hubo tambien la semana nieblina, organizada por los club deportivos y cada uno de ellos llevaba una candidata a reina (Johanna Saez fue recordada como última reina electa del club deportivo Caupolicán). El doctor Sabat y Mario Parada fueron los gestores ya en los años '80 y '90. Nace así la Feria Costumbrista (Playa Grande), camina sola, es decir, con colores propios, dándose cuenta los vecinos que el turismo venia por lo gastronómico y el festival costumbrista, con puestos de ñocha en sus orígenes, perdiéndose así la semana neblina.
Recuerdan cuando llegó la luz, en principio fue a vela, despues a "Petromax" y posteriormente había un motor que cuando no funcionaba "era embromado volverlo a hacer andar", se debía ir a buscar al motorista. Este motor fue donado por los soldados norteamericanos después del terremoto y el alcalde de ese momento don Federico Saelzer, consiguió traérselo a Niebla, a la vez mencionan la existencia de otro motor, más pequeño.
Cuentan del primer hotel el Volcker (Folcker), que analizan porque este señor tenia una fábrica de bebidas gaseosas...porque tenía agua (risas). Este hotel fue vendido a la mamá de Laura Huaquin, quien hace el relato.
Mucha gente se quedó a brazos cruzados despues del terremoto y tsunami, una familia en específico, que vivían en la playa "del barro" que actualmente es la playa de Los Enamorados, eran puras niñas las hijas del señor Juan Gonzalez, muy laboriosas todas. Un buen dia, mirando el mar mano sobre mano viene un fudre como de dos metros de alto navegando sólo, seguramente de algún barco que siniestró, de los que traían vino a Chiloé y se apozó sobre la playa, con sus bueyes lo subieron y se pusieron a vender el vino y ese fue el origen de su renacimiento, hicieron un restoran que se llamo La Terraza, fue en estos tiempos.
(Continuará)