Imágenes de una perla extraviada: mostrar a otros lo que otros no miran
La fotografía ha estado desde siempre en la vida de Miquel Apino, quien desde pequeño al oír las historias de su bisabuelo -quien fue corresponsal de guerra en la primera guerra mundial- creaba esa cercanía hacia el fotoperiodismo, tan ligada a su familia. Tras los años, su padre lo acercó a la fotografía análoga, dando así los primeros pasos.
Posteriormente, para la página Patrimonio Chileno realizaría fotógrafias patrimoniales; palacios, cementerios y actividades culturales. Realizando varios viajes en el territorio nacional empieza a fotografíar lo que nadie observa; vagos, perros, personas y situaciones captadas en el silencio de la ciudad y quienes la componen. Una anciana perdiéndose entre la niebla en un puente ó una persona limpiando el rostro de un vagabundo con singular ternura.
En su fotografía nada es al azar; planos al limite, composiciónes donde se evidencia un delicado trabajo compositivo de la imagen, en particular las fotografías de los pescadores artesanales de la Caleta El Piojo.
Cuando una ONG de Valdivia le solicita una serie de fotografías de personas en situación de calle y riesgo social comprende que es deber realizar el trabajo con delicadeza, ahí comparte y se hace uno más, logrando un trabajo no condenatorio y dejando en evidencia el poco compromiso social hacia los desamparados.
A partir de esto sus imágenes se nutren de esa invisibilidad, de "mostrar a otros lo que otros no miran".
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